Jean-Pierre Zanardi es un espíritu libre que vive en la capital francesa. Paulina Homs, de vida tranquila y familiar en Barcelona, llega a París para la boda de su prima. Pasan los años y la hija de Paulina, Gina, trata de averiguar cómo era su madre y qué sucedió en ese viaje que la cambiaría para siempre.

En literatura hay sinopsis que te cuentan el argumento entero y sientes que ya has leído el libro, como ocurre con los trailers. Pero también hay otras de pocas palabras que, menos mal, dan más margen a la curiosidad antes de empezar a leerlo.
Basta con un planteamiento inicial de este tipo, breve y sencillo, para presentar una historia. Porque aunque no lo parezca, el primer encuentro entre lector y libro es importantísimo. Las contraportadas son igual de influyentes que las portadas, al fin y al cabo es por ellas por las que decides descubrir o no una historia. ¿ Y qué clase de descubrimiento hay si la sinopsis te cuenta la trama prácticamente completa?

Comienzo así la reseña, porque la esencia de la novela es justo eso: el cariño hacia los libros, hacia la cultura, hacia el arte… Cuidar la parte más humana de las ciencias, que son las letras, como si de una relación se tratase. Pues son todo aquello que expresa maneras de vivir e infinitas posibilidades de conocer. Las novelas románticas se pueden enfocar de muchísimas formas y es por eso que esta, de Xavi Bosch, me ha gustado en especial.
El argumento tiene un aire a «Los puentes de Madison County» (que si no lo has visto o leído, no sé a qué estás esperando), aunque encierra otro tipo de verdades: menos idílicas y de enseñanza más práctica.

Una de las cosas que más me ha gustado ha sido leer esta novela en catalán, su versión original. Si estás aprendiendo esta lengua o sabes valenciano, que es bien parecido, no tendrás ningún problema en entenderla. Si no, existe también la versión en castellano. En el caso de ser de los primeros, te ánimo de verdad a leerla en catalán, porque la mayoría de páginas que tengo marcadas son de expresiones, juegos de palabras y chulísimas maneras de relacionar conceptos que tiene esta lengua.
Otra de las cosas con las que me quedo, es la narración de los momentos entre protagonistas, que con un París nostálgico de fondo, convierte sus geniales diálogos y descripciones plásticas en escenas de película. La única pega que encuentro en esta novela es su inicio. No me ha gustado cómo el autor ha elaborado los diversos cambios temporales, podría haber prescindido de ellos perfectamente.

Es una novela para mirar y conocer «pel forat del pany» («a través del hueco de la cerradura») la vida de sus personajes, muy parecidos a las personas con las que nos cruzamos por la calle. Una novela para preguntarse qué hay más allá de su cerradura y de la nuestra, al mismo tiempo que paseas por la ciudad de París.
Muy recomendable.
Deja una respuesta