Gracias, en gran parte, a una profesora de instituto, la poesía para mí ha bailado siempre entre lo “ñoño” y el “sinsentido”. No digo que no haya casos en los que siga pareciéndome así, pero me alegra ser consciente de lo mucho que se puede disfrutar de un poema o de unos versos.
Creo que durante mi corta vida lectora, por gustos u apetencias, me he centrado demasiado en un solo género literario. Por eso, ¿qué mejor día, que el Día Mundial de la Poesía, para hablaros de los descubrimientos más bonitos de este año?
El que dura un cafè, Marc Monzó
El que dura un cafè de Marc Monzó me parece, sin duda, un espejo íntimo y real de toda experiencia amorosa. En él, el término “poesía” no equivale a “incomprensión” o “complejidad del lenguaje”. Es un poemario donde poder apreciar claramente la belleza de la brevedad. A veces, leer algo sencillo es justo lo que necesitamos.
Acabé por declararme fan de la poesía con D’aquest breu somni de Laura Martín Ortiz. Sinceramente, es de admirar la forma que tiene de escribir sobre la naturaleza, el tiempo o el amor. Y diría que es justo ahí donde reside el secreto mejor guardado de la poesía: la capacidad de hacer con los temas triviales, algo único e irrepetible. Además es perfecta para solucionar un bloqueo lector o leer en la parada de autobús.
D’aquest breu somni, Laura Martín Ortiz
Te invito de corazón a que descubras en la poesía un diccionario al que recurrir cuando estés buscando la palabra perfecta. Una palabra que encaje en ese «qué decir y cómo decirlo». Alguien, seguramente, la habrá encontrado por ti.
Si te digo que no pienses en un elefante, seguramente pensarás en uno. Si te digo que no pienses en tu cumpleaños, pensarás en él casi seguro. Y si te digo que no pienses en Reino Unido, ¿en qué piensas?
Tal vez, en los autobuses rojos de doble altura o la enorme torre con agujas que aparece en cada página de los libros de texto del instituto. Podrías pensar en los Beatles, Harry Potter e incluso el acento inglés que las películas españolas no se cansan de comediar.
Sin embargo, aunque moleste a algunos, entre todos esos referentes culturales en los que pensarías, estaría la Corona británica. Ya sea por el Palacio de Buckingham y su guardia real, por el retrato de Andy Warhol, el «God save the Queen» de los Sex Pistols o el personaje de la reina Isabel en los Simpsons.
Retrato de Andy Warhol, «God save the Queen» Sex Pistols, Isabel II en los Simpsons
Guste o no, es indiscutible que la difunta monarca ha conseguido un alcance mundial envidiable y una admiración profesada desde prácticamente cualquier esfera político-social. En definitiva, ha logrado mantenerse y constituirse como símbolo más allá de su papel institucional.
Pero no entraré en más detalle sobre este tema, que de tantas formas se puede abordar. Sí, no solo existe la cuestión política de: para qué sirve un rey. Si tienes curiosidad sobre los cómos, los porqués o los dónde está documentado todo lo que te acabo de soltar, te recomiendo la docuserie de «Los Windsor: En las entrañas de la dinastía real» (no ficción) o, como no, la serie de «The Crown» de Netflix (ficción).
Ambos ofrecen una información histórica amplísima de la familia real británica. Aúnan documentación y acontecimientos, con escándalos y crisis, para acercarse a lo que «es» o «ha podido ser» esta figura de la monarca Isabel y su histórica institución.
The Crown
Imagínate cómo es de amplia y diversa la fama de Isabel II, que una licenciada en Literatura Italiana de Yorkshire le ha hecho protagonista de su serie «Su Majestad, la reina investigadora». Así es, la monarca Isabel resolviendo crímenes a lo Sherlock Holmes y Miss Marple.
Es obvio que nunca conoceremos realmente quien fue Isabel II, pero la imagen pública e histórica que se tiene sobre su personalidad, se plasma de forma muy cuidadosa y certera en este segundo tomo de la serie (se pueden leer de forma independiente).
Cualquiera que esté más o menos familiarizado con su historia o haya visto algún vídeo suyo, la vería perfectamente capaz de llevar a cabo una investigación policial de lo más discreta.
Isabel II con el oso Paddington
S.J.Bennett convierte a la monarca en una detective sutil, perspicaz y brillante. Estos adjetivos no se desentienden de la prosa de la autora. Su forma de narrar desborda la característica ironía inglesa. Además, trata temas como el asunto del Brexit, obras de arte y los memes de Instagram que se hacen sobre la realeza.
Con una ambientación tan bien cuidada, a «Un caso de tres perros» no le hace falta «gore» para seguir leyendo. Es, sin duda, un «cozy crime» muy bien escrito en el que pensarás si te dicen «no pienses en Reino Unido».
Si estás buscando una novela ligera, singular, divertida y con algún misterio de por medio, esta es tu historia.
«Sherlock Holmes hubiera dicho que aquel era un problema de tres pipas; para ella, sería más bien un caso de tres perros.»
En el verano más caluroso de 1935, una niña de trece años llamada Briony Tallis ve a su hermana mayor Cecilia quitarse la ropa y sumergirse en la fuente del jardín de su casa. Roobie Turner también la observa. Él, como Cecilia, ha llegado recientemente de Cambridge tras finalizar sus estudios. Al final del día, Briony comete un crimen que tratará de expiar durante el resto de su vida y cambiará así el día a día de los tres personajes para siempre.
No hace mucho que subí una historia en Instagram anunciando que había acabado esta maravillosa novela y alguien me escribió: «esta historia es muy desgraciada». Pues sí, la verdad sea dicha, no es una historia feliz ni sencilla de leer (menos aún en su versión original) y tampoco es que ocurran muchas cosas en ella. Pero al contrario que en otras, del pasado y del presente, tiene una capacidad de sumersión alucinante.
Hacía mucho tiempo que no me metía de lleno en una historia o mejor dicho, que una historia no me metía de lleno en ella . Ha sido una experiencia lectora super bonita y enriquecedora en gran parte gracias a las detalladas descripciones que llenan de vida la novela y son capaces de hacerte oler cada olor y escuchar cada sonido.
A pesar de todo lo anterior, la forma de escribir del autor no es pesada ni aburrida, de hecho es muy irónica. Hay ciertas escenas metaliterarias en las que comenta el proceso creativo del escritor o reflexiona acerca de la literatura que llegan a reírse de sus propias descripciones sobre la luminosidad y objetos tan insignificantes como las piedras.
Además, la estructura de la novela es un puzzle genialmente construido y eso me ha mantenido en un vilo constante queriendo seguir leyéndola a todas horas. También tiene un desarrollo de personajes sorprendente con el que el autor no solo consigue ponerte en la piel de estos, si no en su mente, casi escuchando sus pensamientos. Una cosa que me parece muy difícil de hacer y que controla perfectamente Ian McEwan.
En definitiva, «Expiación» me ha parecido una novela perfecta para descubrir una de las cuestiones más debatidas del ser humano: ¿existe o no el perdón? ¿hay o no posibilidad de expiar (borrar las culpas) de los crímenes cometidos?
Atrévete a averiguar que piensa el autor al respecto, pero sobre todo, atrévete a enamorarte de los personajes. No te dejarán indiferente. Tal y como dice la canción de Vetusta Morla: «dejarse llevar suena demasiado bien» con esta historia.
Podía hablar de los bosques en invierno, y del siniestro muro de un castillo. ¿Pero cómo hablar de sentimientos?
Jean-Pierre Zanardi es un espíritu libre que vive en la capital francesa. Paulina Homs, de vida tranquila y familiar en Barcelona, llega a París para la boda de su prima. Pasan los años y la hija de Paulina, Gina, trata de averiguar cómo era su madre y qué sucedió en ese viaje que la cambiaría para siempre.
En literatura hay sinopsis que te cuentan el argumento entero y sientes que ya has leído el libro, como ocurre con los trailers. Pero también hay otras de pocas palabras que, menos mal, dan más margen a la curiosidad antes de empezar a leerlo.
Basta con un planteamiento inicial de este tipo, breve y sencillo, para presentar una historia. Porque aunque no lo parezca, el primer encuentro entre lector y libro es importantísimo. Las contraportadas son igual de influyentes que las portadas, al fin y al cabo es por ellas por las que decides descubrir o no una historia. ¿ Y qué clase de descubrimiento hay si la sinopsis te cuenta la trama prácticamente completa?
Comienzo así la reseña, porque la esencia de la novela es justo eso: el cariño hacia los libros, hacia la cultura, hacia el arte… Cuidar la parte más humana de las ciencias, que son las letras, como si de una relación se tratase. Pues son todo aquello que expresa maneras de vivir e infinitas posibilidades de conocer. Las novelas románticas se pueden enfocar de muchísimas formas y es por eso que esta, de Xavi Bosch, me ha gustado en especial.
El argumento tiene un aire a «Los puentes de Madison County» (que si no lo has visto o leído, no sé a qué estás esperando), aunque encierra otro tipo de verdades: menos idílicas y de enseñanza más práctica.
Una de las cosas que más me ha gustado ha sido leer esta novela en catalán, su versión original. Si estás aprendiendo esta lengua o sabes valenciano, que es bien parecido, no tendrás ningún problema en entenderla. Si no, existe también la versión en castellano. En el caso de ser de los primeros, te ánimo de verdad a leerla en catalán, porque la mayoría de páginas que tengo marcadas son de expresiones, juegos de palabras y chulísimas maneras de relacionar conceptos que tiene esta lengua.
Otra de las cosas con las que me quedo, es la narración de los momentos entre protagonistas, que con un París nostálgico de fondo, convierte sus geniales diálogos y descripciones plásticas en escenas de película. La única pega que encuentro en esta novela es su inicio. No me ha gustado cómo el autor ha elaborado los diversos cambios temporales, podría haber prescindido de ellos perfectamente.
Es una novela para mirar y conocer «pel forat del pany» («a través del hueco de la cerradura») la vida de sus personajes, muy parecidos a las personas con las que nos cruzamos por la calle. Una novela para preguntarse qué hay más allá de su cerradura y de la nuestra, al mismo tiempo que paseas por la ciudad de París.
Aprovechando que la música ha sido siempre una de las mayores narradoras de historias, os dejo por aquí varias recomendaciones literarias relacionadas con canciones de la regrabación de Red de Taylor Swift. Espero que las leáis y disfrutéis mucho.
1. Everything has changed (ft. Ed Sheeran) (Taylor’s Version)
Un libro que al conocerse los protagonistas sus vidas cambien
Nosotros en la luna
Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de la ciudad de la luz, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Ella vive en Londres y a veces se siente tan perdida que se ha olvidado hasta de sus propios sueños. Él es incapaz de quedarse quieto en ningún lugar y cree saber quién es.
Y cada noche su amistad crece entre emails llenos de confidencias y dudas. Pero ¿qué ocurre cuando el paso del tiempo pone a prueba su relación?
No nos engañemos, la sinopsis resulta bastante superficial, pero el tópico «chico conoce a chica, chico y chica se enamoran» que se intuye de la contraportada, es en realidad una historia mucho más compleja de lo que parece.
La sencillez con la que narra Allice Kellen ha sido lo que más me ha gustado y sorprendido. Además, las referencias que hace a El Principito de Saint-Exupéry, me parecen un detallazo que acabó llevándome a esta cita:
La literatura infantil es muy difícil, como escribir sencillo, que la gente cree que es fácil y es dificilísimo, porque lo más fácil es escribir complicado.
Ana María Matute
Es genial dejarse llevar entre e-mails y encuentros fugaces que van curtiendo poco a poco a sus dos protagonistas llenos de dudas e inquietudes. Una novela con la que aprendes, ríes, disfrutas, reflexionas y lloras. Estoy deseando leer más de esta autora valenciana. Tiene un don para contar historias.
2. Sad Beautiful Tragedy (Taylor’s Version) (From the Vault)
Un libro que la relación amorosa entre protagonistas acabe mal
el corredor del laberinto
Bienvenido al bosque. Verás que una vez a la semana, siempre el mismo día y a la misma hora, nos llegan víveres. Una vez al mes, siempre el mismo día y a la misma hora, aparece un nuevo chico, como tú. Siempre un chico. Como ves, este lugar está cercado por muros de piedra… Has de saber que estos muros se abren por la mañana y se cierran por la noche, siempre a la hora exacta. Al otro lado se encuentra el laberinto. De noche, las puertas se cierran… y, si quieres sobrevivir, no debes estar allí para entonces».
Todo sigue un orden… y, sin embargo, al día siguiente suena una alarma. Significa que ha llegado alguien más. Para asombro de todos, es una chica. Su llegada vendrá acompañada de un mensaje que cambiará las reglas del juego.
El corredor del laberinto es una de esas historias que todo el mundo ha visto en la gran pantalla y que poca gente ha explorado en sus libros.
Recuerdo esta trilogía con mucho cariño porque fue una de las primeras que leí. Me ví las películas una vez acabados los libros, y a día de hoy sigo sin entender cómo se han podido llevar toda la fama cuando dejan tanto que desear.
La historia de amor entre Thomas y Teresa es corta pero intensa. Nunca me cayó bien el personaje de ella, así que no me disgustó el final que le dió el autor.
En general, es una trilogía que me atrapó y que llegué a leerme en una sentada. Por más de que avances, la intriga y el misterio no se acaba nunca, y siempre vas a quierer saber más.
3. State of grace (Taylor’s Version)
Un libro que cambiase tu forma de leer
LA MUERTE DEL COMENDADOR
En plena crisis de pareja, un retratista de cierto prestigio abandona Tokio en dirección al norte de Japón. Confuso, sumido en sus recuerdos, deambula por el país hasta que, finalmente, un amigo le ofrece instalarse en una pequeña casa aislada, rodeada de bosques, que pertenece a su padre, un pintor famoso. En suma, un lugar donde retirarse durante un tiempo.
En esa casa de paredes vacías, tras oír extraños ruidos, el protagonista descubre en un desván lo que parece un cuadro, envuelto y con una etiqueta en la que se lee: «La muerte del comendador». Cuando se decida a desenvolverlo se abrirá ante él un extraño mundo donde la ópera Don Giovanni de Mozart, el encargo de un retrato, una tímida adolescente y, por supuesto, un comendador, sembrarán de incógnitas su vida, hasta hace poco anodina y rutinaria.
¿Puede ser este uno de los libros más raros que me haya leído nunca? Sí, puede ser. Me topé con él porque Murakami sale siempre como imprescindible para iniciarse en la literartura japonesa. No se muy bien qué esperaba de esta novela, pero seguro que no coincide en nada con lo que me he encontrado.
Con Murakami aprendes el poder que tiene la imaginación y el surrealismo en una historia, también a descubrir el placer de lo irreal y la no comprensión de los sucesos que ocurren. Es un libro para «darle al coco», pero también entretenerse.
Seguramente cuando me lea su segunda parte, haga una reseña de esta bilogía. Por ahora, puedo decir que si buscas algo diferente de verdad no se me ocurriría un mejor comienzo.
4. I bet you think about me (Taylor’s Version) (From the Vault)
Un libro que siempre recomiendes
el guardián entre el centeno
Un chaval normal llamado Holden Caufield que asiste a un internado de Pennsylvania de postguerra lleno de dudas y miedos, enfrentado a un fracaso escolar que le frustra, con unos deseos alejados de la realidad, decide irse a Nueva York por unos días antes de que sus padres se enteren de que será expulsado.
No existe un punto intermedio con este libro: o lo adoras o lo odias. Ha sido polémico desde su publicación en 1951, ya que al estar narrado en primera persona, el protagonista habla de cualquier tema que se le va pasando por la cabeza (sexualidad, religión, política…)
No es una novela que narre aventuras, sino la forma que tiene Holden Caufield de ver el mundo, introducida bastante bien en esta parte del primer párrafo:
Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero que querrán saber es donde nací, y lo asquerosa que fue mi infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y todas esas gilipolleces estilo David Copperfield, pero si quieren saber la verdad no tengo ganas de hablar de eso.
Como lector, no llegas a confiar del todo en lo que estás leyendo porque el propio protagonista miente con todas aquellas personas que interactúa. De hecho, hay muchos estudios y foros que intentan desvelar qué es veraz y ficticio en esta novela.
En Estados Unidos es uno de los grandes libros prohibidos al haber sido referente de dos asesinos muy famosos: el de John Lennon y el que intentó acabar con la vida de Ronald Reagan.
Es una historia divertida y agridulce, y más allá de esta última anécdota, que tiene que ver más con el estado psíquico de estas personalidades que con la propia novela, tengo que decir, que me parece súper interesante de descubrir y por eso suele ser el libro que siempre recomiendo.
5. All too well (Taylor’s Version) (10 minutes version) (From the Vault)
Un libro largo que sea de tus favoritos.
Anna Karénina
Anna Karénina, una mujer casada con un alto funcionario, que se enamora de un joven militar en la Rusia del siglo XIX. Desafiando las férreas convenciones sociales e hipocresía de la época, tratará de abrirse camino en una felicidad que acaba de descubrir.
No es fácil de leer ni de adentrarse en la historia, pero la paciencia que hay que tener al principio merece mucho la pena cuando acabas por situar a todos los personajes (y sus nombres rusos, que no son pocos).
Es uno de mis libros favoritos y dramas que más he disfrutado. Al acabarlo, tardé una temporada en leerme otro por lo mucho que me impactó su final. Habla de adulterio, de la familia, de religión… de todo lo que te puedas imaginar. No me extraña nada que se considere un clásico.
Realmente Anna es coprotagonista con otro personaje llamado Levin. Él se desarrolla de forma paralela y distinta a Anna y tiende a olvidarse en las muchísimas adaptaciones que hay de esta novela en la gran pantalla. Sin embargo, a mí siempre me pareció esencial que compartiesen novela para poder entenderla al completo.
Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se reúne por fin para pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola por la pradera, Claire se acerca a un círculo de piedras antiquísimas y cae de pronto en un extraño trance.
Al volver en sí se encuentra con un panorama desconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora ahora la rodea la Escocia de 1743, con sus clanes beligerantes y supersticiones, hombres y mujeres rudos, a veces violentos, pero con una capacidad de vivir y de amar como Claire jamás había experimentado en su anterior vida.
Acosada por los recuerdos, Claire tendrá que elegir entre la seguridad del futuro que ha dejado atrás y la apasionante incertidumbre del pasado que ahora habita.
Outlander (Forastera en castellano) es una de esas historias que consiguió atraparme nada más ver la serie, y por no despedirme completamente de ella, decidí leerme los libros. Con una trama romántica, sencilla y auténtica, Gabaldon me ha hecho sentir muchísimas emociones.
La serie es tan parecida al libro que se me hacía raro no hacerle referencia al mismo tiempo que os cuento mi opinión sobre la novela. Ambas son de ritmo lento y contadas al detalle. Aunque para mí esto hace que la relación entre Jaime y Claire, siendo el motor de la historia, tarde en arrancar.
De no haber sido por la forma de escribir de la autora y los paisajes de Escocia en la serie (que tanto me apetece visitar por estas fechas) tal vez me habría resultado más difícil continuar la historia.
Todo lo que Gabaldon narra en el libro está súper bien descrito desde el principio: ambientes, contexto, personajes… Pero, gracias al estar contado en primera persona por Claire, da margen a poder redescubrir la historia.
Porque a medida que Claire va encontrando su lugar, mira su entorno de manera diferente, y ofrece una nueva percepción de las diversas personalidades que la rodean. Esto hace posible que no sólo te fijes en lo más salvaje de la época, si no también en lo más tierno.
La imaginación de la autora para caracterizar a los personajes es enorme. Por eso, a pesar de ser la serie una fiel adaptación, no dejaría nunca de recomendar la novela. Me ha encantado la forma que da a ese mundo a través de sus descripciones.
Por otro lado, una de las cosas que más me ha gustado de la serie ha sido el personaje del Capitán Jack Randall, el villano de la historia. El actor Tobias Menzies no solo da vida a este antagonista, sino que además hace del marido de Claire en los años 40. Su doble interpretación es tan genial que no crees que una misma persona pueda llevar a cabo dos personalidades totalmente opuestas.
Jack Randall da origen a situaciones que visulamente son aún más estremecedoras que en el libro. Plasman lo más curel del contexto de la época, porque la historia es épica en enamoramiento, pero también en crudeza.
De todas formas, es tan buen personaje que me parece imposible no entablar una relación de amor-odio con él.
Por todo esto y mucho más, Outlander ha conseguido ganarse un huequecillo en mi estantería y mis series favoritas. Sinceramente, no creo que sea tan relevante la forma que escojáis para adentraros en esta historia. Sea libro o serie, hacedlo, la vais a disfrutar un montón.
La mayoría de sus temporadas están ahora en Netflix y esta época de mantita y casita hacen a las Highlands mucho más atractivas. Así que, ¿a qué estáis esperando?
«Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones… ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras tenido la oportunidad?»
No soy muy fan de ir tras los bestsellers o los libros más recomendados en Instagram, porque ese «Número 1 en ventas» no garantiza al cien por cien que vayas a disfrutar del libro.
Pero hay otras veces que me basta un bonito post para comprar ese mismo día un superventas como «La Biblioteca de la Medianoche». Supongo que ese es el poder de las redes sociales: acabas pidiendo perdón a los cinco libros que tienes en la estantería pendientes por leer.
Cuando lo empecé no sabía muy bien de qué trataba ni lo que me iba a encontrar. Me alegra mucho decir que me ha encantado. La historia es tan sencilla que no supone un gran esfuerzo creérsela o imaginarsela. De hecho, me parece que tiene un aire a cuento infantil muy guay y está muy bien equilibrado con los problemas cotidianos y adultos que plantea.
Creo que la forma que tiene el autor de presentar a los personajes ayuda mucho a empatizar con ellos. Cuenta sus errores y aciertos, uniendolos con aquello que significa ser humano y las muchísimas formas que hay de vivir el día a día.
Es un libro cargado de filosofía, tanto por las citas y referencias como por las reflexiones sobre cuál es la mejor manera de vivir y las razones que hay para hacerlo.
Lo he disfrutado mucho y lo recomiendo totalmente. De hecho, lo pondría en todas las secciones de La Casa del Libro: para regalar, para aprender, para entretenerse, para leerlo en la calle, para leerlo en vacaciones… Para leerlo en todo momento, porque siempre van a hacer falta libros como este.
Porque a veces, Nora, la única manera de aprender es vivir.
Emma Bovary es una joven infelizmente casada con un hombre aburrido e incapaz de complacerla. Es por ello que busca cumplir sus sueños y llegar a ser feliz con otros amores idealizados. Pero ninguno de ellos logra satisfacer su ansiedad e inquietudes vitales.
Si tuviera que elegir un libro para llevarme a una isla desierta, no sería Madame Bovary. Tampoco sabría en qué temporada del año recomendarlo, pues a pesar de tener una buena historia y una protagonista increíble, el estilo del autor es demasiado denso para mí.
Lo mejor de la novela está claro que es ella: Madame Bovary. Un personaje tan complejo que hasta dio nombre a una enfermedad psicológica llamada bovarismo, que consiste en la insatisfacción crónica por el frustrante contraste entre ilusión y realidad.
Entre tanta descripción, excesiva para mi gusto, me acordé de lo mucho que había disfrutado otras historias de época como Orgullo y Prejuicio de Jane Austen. Si bien esta última no es la que más me gusta de la autora, era imposible dejar de sonreír mientras lo leía. Puede que no tenga la complejidad de personajes de Madame Bovary, pero me parece mucho más entretenido y llevadero.
El gran éxito de Madame Bovary se debió al juicio moral que supuso en el sistema francés de mediados del siglo XIX, hasta el punto que el escritor fue procesado junto a su editor. Si Flaubert hubiese sido coetáneo a nuestro tiempo, creo que no le hubiera sido suficiente subir capítulo a capítulo en Wattpad para conseguir lectores… Me ha parecido difícil de leer, pesado y enrevesado.
Una de las cosas que más me convencen de la novela es la edición en la que la tengo. Porque sí, la apariencia es importante y más aún en una historia tan amarga como la de Emma. Quién iba a pensar lo distinto que sería el libro de su bonita portada. No de malo, sino de oscuro y triste. (Felicidades al editor, porque gracias a su «engaño» he leído el libro).
Para llegar a leer las mejores partes de Madame Bovary, hay que estar dispuesto a hacer lo mismo con los largos párrafos de naturaleza y ambiente que describe Flaubert. Para mí, el personaje de Emma hace que merezca la pena la historia. Eso sí, seguramente elegiría un mejor momento de lectura que un día de playa.
Antes de casarse, ella había creído estar enamorada, pero como la felicidad resultante de este amor no había llegado, debía de haberse equivocado, pensaba
Bella Swan tiene 17 años cuando decide mudarse con su padre a Forks, Washington. Había pasado bastante tiempo desde que fue por última vez a esta lluviosa y pequeña ciudad y esperaba encontrarse con un día a día tan aburrido como sus habitantes. Pero todos sabemos que no ocurrirá así.
No tardarán en llamar su atención un grupo de cinco hermanos del instituto con piel palídísima y facciones perfectas. Los Cullen no tenían ninguna intención de relacionarse con nadie, pero Bella siente una extraña atracción hacia ellos. Sobre todo hacia Edward Cullen, a quien no parece caerle muy bien.
Me ha costado años darle una oportunidad a Crepúsculo. Y el hábito que tengo de ver las películas antes que leerme los libros tampoco ayudó. Además, se empezaron a hacer bandos entre Crepúsculo y Harry Potter, así que me vi obligada a elegir.
Cuando llegó la cuarentena me enganché muchísimo a Crónicas Vampíricas y me apeteció seguir con el tema de vampiros y hombres lobo. Fue una sorpresa que al ver la saga me gustara porque tenía un recuerdo muy indiferente de ella. Era el momento del libro.
He encontrado aquello que buscaba en la novela, romance. Sin embargo, me resulta difícil llamar relación a lo que tienen Edward y Bella pues es muy superficial. La obsesión de Edward por Bella y la posibilidad de que pudiera matarla en cualquier momento, me animaba a seguir leyendo.
Prefiero leer como esa relación va creciendo y se va haciendo cada vez más fuerte, que la adaptación que se ha hecho a la gran pantalla con la intención de hacerla más entretenida.
Esto último ha hecho mucho daño a la imagen de la saga, donde muestra a unos personajes encasillados en un estereotipo, mientras que en el libro no les define con tanta perfección y son sus defectos los que los hacen más reales.
Pero lo que más me ha sorprendido ha sido descubrir que Bella tenga tanta personalidad. No es un personaje plano e indiferente como me lo habían descrito. Al final, son sus decisiones las que hacen avanzar la historia y su relación con Edward.
La película, que fue lo que me animó a leer el libro, ha resultado ser lo que menos me ha gustado. Aunque algo habrá hecho bien entonces, ¿no?
Igualmente, no me arrepiento de haberle dado una segunda oportunidad a la historia y poder disfrutarla de varias maneras.
Hay tres cosas de las que estoy completamente segura. Primera, Edward es un vampiro. Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre. Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él.
Jack es un chico aparentemente normal, hasta que un día sus padres son asesinados y un guerrero y un mago exiliados de Idhún aparecen con la intención de rescatarlo y llevarlo a Limbhad, el hogar de La Resistencia.
Allí conoce a Victoria, una chica que pasa por una situación parecida a la suya. Ambos deciden unirse a La Resistencia e intentar vencer a Ashran el Nigromante que se ha hecho con el poder en Idhún. Pero Kirtash, un joven asesino enviado por Ashran a la Tierra, no se lo va a permitir.
El mundo que ha creado Laura Gallego y el poliamor que forma entre los personajes principales me ha atrapado a la primera. Al principio he de reconocer que su manera de narrar la historia no me convencía del todo, pero a medida que avanzaba me iba creyendo más su mundo, me lo tomaba más en serio. Y esto es justo lo que no me ha transmitido su adaptación lanzada por Netflix (la primera parte de La Resistencia).
Como la trilogía de Memorias de Idhún aparece siempre entre las mejores de la literatura juvenil fantástica española, tenía muchas ganas de probar qué tal y leerla. De hecho, a pesar de haberse publicado en el 2004, no ha sido hasta este año cuando la autora ha decidido realizar una adaptación tras haberse negado innumerables veces a ello.
Así que las expectativas tampoco las tenía tan altas como los que realmente vivieron el boom de esta historia, es decir, la generación a la cual le pilló de lleno su lanzamiento. Sí que creo que de haberlo leído con 12 o 14 años, habría fangierleado muchísimo más con los personajes, porque para ser sinceros, lo que más te invita a seguir leyendo es el «salseo» entre Jack, Victoria y Kirtash que no me esperaba para nada.
Creo que una serie o película puede no ser fiel a su original y no por eso ser una mala adaptación, ya que si una historia desarrollada en 556 páginas se resume en 5 capítulos de 25 minutos cada uno, se da por hecho que habrá gran parte de ella que quede fuera.
Otra cosa distinta es hacer una síntesis de un libro mostrando lagunas entre escenas, capítulos y personajes. Una serie hecha solo para aquel que conozca la historia sin permitir a otros descubrirla.
Pero la verdadera polémica ha surgido alrededor de los actores de doblaje como Carlos Cuevas o Itzan Escamilla y solo viendo la serie o incluso el trailer en español se entiende el por qué. No hace falta ser un experto para darse cuenta que las voces de la animación no transmiten la emoción y seriedad tan necesaria y difícil de lograr en un mundo de fantasía, porque si los propios personajes de la historia no se creen lo que a ellos mismos les sucede, ¿quién se lo creerá entonces?
Creo que es una adaptación bastante fallida que deja indiferente tanto al público seguidor de la trilogía como a cualquier otro. Si os llama la atención la historia o queréis probar algo de esta escritora valenciana, el libro, en este caso, merece mucho más la pena.