Forastera de Diana Gabaldon
Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se reúne por fin para pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola por la pradera, Claire se acerca a un círculo de piedras antiquísimas y cae de pronto en un extraño trance.
Al volver en sí se encuentra con un panorama desconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora ahora la rodea la Escocia de 1743, con sus clanes beligerantes y supersticiones, hombres y mujeres rudos, a veces violentos, pero con una capacidad de vivir y de amar como Claire jamás había experimentado en su anterior vida.
Acosada por los recuerdos, Claire tendrá que elegir entre la seguridad del futuro que ha dejado atrás y la apasionante incertidumbre del pasado que ahora habita.

Outlander (Forastera en castellano) es una de esas historias que consiguió atraparme nada más ver la serie, y por no despedirme completamente de ella, decidí leerme los libros. Con una trama romántica, sencilla y auténtica, Gabaldon me ha hecho sentir muchísimas emociones.
La serie es tan parecida al libro que se me hacía raro no hacerle referencia al mismo tiempo que os cuento mi opinión sobre la novela. Ambas son de ritmo lento y contadas al detalle. Aunque para mí esto hace que la relación entre Jaime y Claire, siendo el motor de la historia, tarde en arrancar.
De no haber sido por la forma de escribir de la autora y los paisajes de Escocia en la serie (que tanto me apetece visitar por estas fechas) tal vez me habría resultado más difícil continuar la historia.

Todo lo que Gabaldon narra en el libro está súper bien descrito desde el principio: ambientes, contexto, personajes… Pero, gracias al estar contado en primera persona por Claire, da margen a poder redescubrir la historia.
Porque a medida que Claire va encontrando su lugar, mira su entorno de manera diferente, y ofrece una nueva percepción de las diversas personalidades que la rodean. Esto hace posible que no sólo te fijes en lo más salvaje de la época, si no también en lo más tierno.
La imaginación de la autora para caracterizar a los personajes es enorme. Por eso, a pesar de ser la serie una fiel adaptación, no dejaría nunca de recomendar la novela. Me ha encantado la forma que da a ese mundo a través de sus descripciones.

Por otro lado, una de las cosas que más me ha gustado de la serie ha sido el personaje del Capitán Jack Randall, el villano de la historia. El actor Tobias Menzies no solo da vida a este antagonista, sino que además hace del marido de Claire en los años 40. Su doble interpretación es tan genial que no crees que una misma persona pueda llevar a cabo dos personalidades totalmente opuestas.
Jack Randall da origen a situaciones que visulamente son aún más estremecedoras que en el libro. Plasman lo más curel del contexto de la época, porque la historia es épica en enamoramiento, pero también en crudeza.
De todas formas, es tan buen personaje que me parece imposible no entablar una relación de amor-odio con él.

Por todo esto y mucho más, Outlander ha conseguido ganarse un huequecillo en mi estantería y mis series favoritas. Sinceramente, no creo que sea tan relevante la forma que escojáis para adentraros en esta historia. Sea libro o serie, hacedlo, la vais a disfrutar un montón.
La mayoría de sus temporadas están ahora en Netflix y esta época de mantita y casita hacen a las Highlands mucho más atractivas. Así que, ¿a qué estáis esperando?