Categoría: En otro idioma

En busca de la palabra perfecta

Gracias, en gran parte, a una profesora de instituto, la poesía para mí ha bailado siempre entre lo “ñoño” y el “sinsentido”. No digo que no haya casos en los que siga pareciéndome así, pero me alegra ser consciente de lo mucho que se puede disfrutar de un poema o de unos versos. 

Creo que durante mi corta vida lectora, por gustos u apetencias, me he centrado demasiado en un solo género literario. Por eso, ¿qué mejor día, que el Día Mundial de la Poesía, para hablaros de los descubrimientos más bonitos de este año? 

El que dura un cafè, Marc Monzó

El que dura un cafè de Marc Monzó me parece, sin duda, un espejo íntimo y real de toda experiencia amorosa. En él, el término “poesía” no equivale a “incomprensión” o “complejidad del lenguaje”. Es un poemario donde poder apreciar claramente la belleza de la brevedad. A veces, leer algo sencillo es justo lo que necesitamos.

Acabé por declararme fan de la poesía con D’aquest breu somni de Laura Martín Ortiz. Sinceramente, es de admirar la forma que tiene de escribir sobre la naturaleza, el tiempo o el amor. Y diría que es justo ahí donde reside el secreto mejor guardado de la poesía: la capacidad de hacer con los temas triviales, algo único e irrepetible. Además es perfecta para solucionar un bloqueo lector o leer en la parada de autobús.

D’aquest breu somni, Laura Martín Ortiz

Te invito de corazón a que descubras en la poesía un diccionario al que recurrir cuando estés buscando la palabra perfecta. Una palabra que encaje en ese «qué decir y cómo decirlo». Alguien, seguramente, la habrá encontrado por ti.

Dejarse llevar suena demasiado bien

En el verano más caluroso de 1935, una niña de trece años llamada Briony Tallis ve a su hermana mayor Cecilia quitarse la ropa y sumergirse en la fuente del jardín de su casa. Roobie Turner también la observa. Él, como Cecilia, ha llegado recientemente de Cambridge tras finalizar sus estudios. Al final del día, Briony comete un crimen que tratará de expiar durante el resto de su vida y cambiará así el día a día de los tres personajes para siempre.

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No hace mucho que subí una historia en Instagram anunciando que había acabado esta maravillosa novela y alguien me escribió: «esta historia es muy desgraciada». Pues sí, la verdad sea dicha, no es una historia feliz ni sencilla de leer (menos aún en su versión original) y tampoco es que ocurran muchas cosas en ella. Pero al contrario que en otras, del pasado y del presente, tiene una capacidad de sumersión alucinante.

Hacía mucho tiempo que no me metía de lleno en una historia o mejor dicho, que una historia no me metía de lleno en ella . Ha sido una experiencia lectora super bonita y enriquecedora en gran parte gracias a las detalladas descripciones que llenan de vida la novela y son capaces de hacerte oler cada olor y escuchar cada sonido.

A pesar de todo lo anterior, la forma de escribir del autor no es pesada ni aburrida, de hecho es muy irónica. Hay ciertas escenas metaliterarias en las que comenta el proceso creativo del escritor o reflexiona acerca de la literatura que llegan a reírse de sus propias descripciones sobre la luminosidad y objetos tan insignificantes como las piedras.

Además, la estructura de la novela es un puzzle genialmente construido y eso me ha mantenido en un vilo constante queriendo seguir leyéndola a todas horas. También tiene un desarrollo de personajes sorprendente con el que el autor no solo consigue ponerte en la piel de estos, si no en su mente, casi escuchando sus pensamientos. Una cosa que me parece muy difícil de hacer y que controla perfectamente Ian McEwan.

En definitiva, «Expiación» me ha parecido una novela perfecta para descubrir una de las cuestiones más debatidas del ser humano: ¿existe o no el perdón? ¿hay o no posibilidad de expiar (borrar las culpas) de los crímenes cometidos?

Atrévete a averiguar que piensa el autor al respecto, pero sobre todo, atrévete a enamorarte de los personajes. No te dejarán indiferente. Tal y como dice la canción de Vetusta Morla: «dejarse llevar suena demasiado bien» con esta historia.

Podía hablar de los bosques en invierno, y del siniestro muro de un castillo. ¿Pero cómo hablar de sentimientos?

Pel forat del pany

Jean-Pierre Zanardi es un espíritu libre que vive en la capital francesa. Paulina Homs, de vida tranquila y familiar en Barcelona, llega a París para la boda de su prima. Pasan los años y la hija de Paulina, Gina, trata de averiguar cómo era su madre y qué sucedió en ese viaje que la cambiaría para siempre.

En literatura hay sinopsis que te cuentan el argumento entero y sientes que ya has leído el libro,  como ocurre con los trailers. Pero también hay otras de pocas palabras que, menos mal, dan más margen a la curiosidad antes de empezar a leerlo.

Basta con un planteamiento inicial de este tipo, breve y sencillo, para presentar una historia. Porque aunque no lo parezca, el primer encuentro entre lector y libro es importantísimo. Las contraportadas son igual de influyentes que las portadas, al fin y al cabo es por ellas por las que decides descubrir o no una historia. ¿ Y qué clase de descubrimiento hay si la sinopsis te cuenta la trama prácticamente completa?

Comienzo así la reseña, porque la esencia de la novela es justo eso: el cariño hacia los libros, hacia la cultura, hacia el arte… Cuidar la parte más humana de las ciencias, que son las letras, como si de una relación se tratase. Pues son todo aquello que expresa maneras de vivir e infinitas posibilidades de conocer. Las novelas románticas se pueden enfocar de muchísimas formas y es por eso que esta, de Xavi Bosch, me ha gustado en especial.

El argumento tiene un aire a «Los puentes de Madison County» (que si no lo has visto o leído, no sé a qué estás esperando), aunque encierra otro tipo de verdades: menos idílicas y de enseñanza más práctica. 

Una de las cosas que más me ha gustado ha sido leer esta novela en catalán, su versión original. Si estás aprendiendo esta lengua o sabes valenciano, que es bien parecido, no tendrás ningún problema en entenderla. Si no, existe también la versión en castellano. En el caso de ser de los primeros, te ánimo de verdad a leerla en catalán, porque la mayoría de páginas que tengo marcadas son de expresiones, juegos de palabras y chulísimas maneras de relacionar conceptos que tiene esta lengua.

Otra de las cosas con las que me quedo, es la narración de los momentos entre protagonistas, que con un París nostálgico de fondo, convierte sus geniales diálogos y descripciones plásticas en escenas de película. La única pega que encuentro en esta novela es su inicio. No me ha gustado cómo el autor ha elaborado los diversos cambios temporales, podría haber prescindido de ellos perfectamente.

Es una novela para mirar y conocer «pel forat del pany» («a través del hueco de la cerradura») la vida de sus personajes, muy parecidos a las personas con las que nos cruzamos por la calle. Una novela para preguntarse qué hay más allá de su cerradura y de la nuestra, al mismo tiempo que paseas por la ciudad de París.

Muy recomendable.

Segundas oportunidades

Crepúsculo de Stephanie Meyer

Bella Swan tiene 17 años cuando decide mudarse con su padre a Forks, Washington. Había pasado bastante tiempo desde que fue por última vez a esta lluviosa y pequeña ciudad y esperaba encontrarse con un día a día tan aburrido como sus habitantes. Pero todos sabemos que no ocurrirá así.

No tardarán en llamar su atención un grupo de cinco hermanos del instituto con piel palídísima y facciones perfectas. Los Cullen no tenían ninguna intención de relacionarse con nadie, pero Bella siente una extraña atracción hacia ellos. Sobre todo hacia Edward Cullen, a quien no parece caerle muy bien.

Me ha costado años darle una oportunidad a Crepúsculo. Y el hábito que tengo de ver las películas antes que leerme los libros tampoco ayudó. Además, se empezaron a hacer bandos entre Crepúsculo y Harry Potter, así que me vi obligada a elegir.

Cuando llegó la cuarentena me enganché muchísimo a Crónicas Vampíricas y me apeteció seguir con el tema de vampiros y hombres lobo. Fue una sorpresa que al ver la saga me gustara porque tenía un recuerdo muy indiferente de ella. Era el momento del libro.

He encontrado aquello que buscaba en la novela, romance. Sin embargo, me resulta difícil llamar relación a lo que tienen Edward y Bella pues es muy superficial. La obsesión de Edward por Bella y la posibilidad de que pudiera matarla en cualquier momento, me animaba a seguir leyendo.

Prefiero leer como esa relación va creciendo y se va haciendo cada vez más fuerte, que la adaptación que se ha hecho a la gran pantalla con la intención de hacerla más entretenida.

Esto último ha hecho mucho daño a la imagen de la saga, donde muestra a unos personajes encasillados en un estereotipo, mientras que en el libro no les define con tanta perfección y son sus defectos los que los hacen más reales.

Pero lo que más me ha sorprendido ha sido descubrir que Bella tenga tanta personalidad. No es un personaje plano e indiferente como me lo habían descrito. Al final, son sus decisiones las que hacen avanzar la historia y su relación con Edward.

La película, que fue lo que me animó a leer el libro, ha resultado ser lo que menos me ha gustado. Aunque algo habrá hecho bien entonces, ¿no?

Igualmente, no me arrepiento de haberle dado una segunda oportunidad a la historia y poder disfrutarla de varias maneras.

Hay tres cosas de las que estoy completamente segura. Primera, Edward es un vampiro. Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre. Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él.

Lo esencial es invisible a los ojos

Mientras un piloto intenta reparar su avión averiado en medio del desierto del Sahara, se topa con un pequeño príncipe proveniente del asteroide B 612 que le pide insistentemente si puede dibujarle un cordero.

El piloto comienza entonces a conocer al Principito y sus aventuras en distintos asteroides, los personajes tan raros con los que se encuentra, lo que aprende sobre ellos y la relación tan especial que mantiene con una rosa y un zorro.

-Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.

Un libro que aunque a simple vista cualquiera puede relacionar con un cuento para niños, plantea unas enseñanzas y maneras de vivir que tan solo un adulto puede llegar a comprender. El Principito es muchas cosas, y una historia sin sentido no es una de ellas.

Siempre ha sido discutida cual es la mejor edad para leer El Principito. Y es que no sabes muy bien a quién se dirije el autor, si a los niños del presente o a aquellos que alguna vez lo fueron. De hecho es el propio piloto quien acaba reconectando, gracias al Principito, con aquel niño que fue algún día.

-Jamás ha mirado una estrella. Jamás ha querido ha nadie. No ha hecho más que sumas y restas. Y todo el día repite como tú «¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!» Se infla de orgullo. Pero no es un hombre; ¡es un hongo!

Cada capítulo narra una enseñanza distinta: la amistad, la madurez, el egoísmo… Pero no es nada aleatorio. Están todas ellas super bien iladas entre sí, haciendo que todo cobre un sentido único.

Me ha encantado.

Su visión del día a día de los adultos, sustituir las cosas que se quieren hacer por las que se deben hacer, la pérdida del niño que se lleva dentro, la importancia de cuidar las relaciones de amistad… Todo.

Un libro que por lo fino que es parece más bien un folleto. Entretenido y fácil de leer, con un simbolismo, valor de personajes e historias simplemente increíbles.

Lo esencial, es invisible a los ojos.