Laurel tiene 14 años cuando su hermana mayor May muere y decide cambiarse de instituto donde poder pasar página. Allí la profesora de lengua le pone de deberes escribir una carta a alguien que haya muerto. Pero Laurel en vez de escribísela a su hermana se la escribe a Kurt Cobain, que era el cantante favorito de May.
Así mediante estas cartas escritas a personajes famosos que murieron de jóvenes (como Amy Winehouse, Heath Ledger o Judy Garland) y relacionados con algún aspecto de su vida, crea una terapia propia gracias a la cual es capaz de sentirse conectada con su hermana y a la vez desubrirse a sí misma. Junto a las nuevas amistades, la situación de una familia rota y una historietilla de amor, Laurel trata de lidiar con una vida que la mayoría de veces no reconoce.

Tengo muchos sentimientos encontrados con este libro, así que no sé muy bien por dónde empezar. Decidí leerlo porque me aparecieron un boom de reseñas sobre él. La historia me ha recordado bastante a Las ventajas de ser un marginado, solo que Cartas de amor a los muertos va dirigido a alguien en concreto, y pues es como si Laurel mantuviera una conversación con las personas a las que escribe, aunque ninguna de ellas le responda. Al tratarlos de tú a tú es mucho más íntimo y real, y eso me ha gustado un montón porque siempre tendemos a mitificar a las personas famosas, aún más cuando mueren.
Hay escenas donde me han entrado muchas ganas de llorar (en el sentido bonito), y otras en las que la historia era demasiado predecible. Creo que, que no me sorprendiera, ha sido la mayor desventaja. Porque sí, la manera de narrar de Ava Dellaira es muy guay, pero no sé, el argumento me ha parecido más plano de lo que pensaba. También es cierto que hay frases sobre el sentido de la vida que pueden equilibrar la balanza perfectamente.

No creo que a alguien que le guste este tipo de trama en los libros juveniles le vaya a decepcionar, pero he leído tan pocos de este estilo que me ha dado la sensación de ver una historia, evolución y personajes sin casi variación respecto a otros. A lo mejor mi fallo ha sido compararlo, porque tampoco puedo decir que no lo haya disfrutado. Creo que es un libro genial para engancharse a leer o continuar haciéndolo.
«Ya sé que estáis muertos. Pero os oigo. Os oigo a todos. Estuvimos aquí. Nuestras vidas importan.«