Gracias, en gran parte, a una profesora de instituto, la poesía para mí ha bailado siempre entre lo “ñoño” y el “sinsentido”. No digo que no haya casos en los que siga pareciéndome así, pero me alegra ser consciente de lo mucho que se puede disfrutar de un poema o de unos versos.
Creo que durante mi corta vida lectora, por gustos u apetencias, me he centrado demasiado en un solo género literario. Por eso, ¿qué mejor día, que el Día Mundial de la Poesía, para hablaros de los descubrimientos más bonitos de este año?
El que dura un cafè, Marc Monzó
El que dura un cafè de Marc Monzó me parece, sin duda, un espejo íntimo y real de toda experiencia amorosa. En él, el término “poesía” no equivale a “incomprensión” o “complejidad del lenguaje”. Es un poemario donde poder apreciar claramente la belleza de la brevedad. A veces, leer algo sencillo es justo lo que necesitamos.
Acabé por declararme fan de la poesía con D’aquest breu somni de Laura Martín Ortiz. Sinceramente, es de admirar la forma que tiene de escribir sobre la naturaleza, el tiempo o el amor. Y diría que es justo ahí donde reside el secreto mejor guardado de la poesía: la capacidad de hacer con los temas triviales, algo único e irrepetible. Además es perfecta para solucionar un bloqueo lector o leer en la parada de autobús.
D’aquest breu somni, Laura Martín Ortiz
Te invito de corazón a que descubras en la poesía un diccionario al que recurrir cuando estés buscando la palabra perfecta. Una palabra que encaje en ese «qué decir y cómo decirlo». Alguien, seguramente, la habrá encontrado por ti.
Si te digo que no pienses en un elefante, seguramente pensarás en uno. Si te digo que no pienses en tu cumpleaños, pensarás en él casi seguro. Y si te digo que no pienses en Reino Unido, ¿en qué piensas?
Tal vez, en los autobuses rojos de doble altura o la enorme torre con agujas que aparece en cada página de los libros de texto del instituto. Podrías pensar en los Beatles, Harry Potter e incluso el acento inglés que las películas españolas no se cansan de comediar.
Sin embargo, aunque moleste a algunos, entre todos esos referentes culturales en los que pensarías, estaría la Corona británica. Ya sea por el Palacio de Buckingham y su guardia real, por el retrato de Andy Warhol, el «God save the Queen» de los Sex Pistols o el personaje de la reina Isabel en los Simpsons.
Retrato de Andy Warhol, «God save the Queen» Sex Pistols, Isabel II en los Simpsons
Guste o no, es indiscutible que la difunta monarca ha conseguido un alcance mundial envidiable y una admiración profesada desde prácticamente cualquier esfera político-social. En definitiva, ha logrado mantenerse y constituirse como símbolo más allá de su papel institucional.
Pero no entraré en más detalle sobre este tema, que de tantas formas se puede abordar. Sí, no solo existe la cuestión política de: para qué sirve un rey. Si tienes curiosidad sobre los cómos, los porqués o los dónde está documentado todo lo que te acabo de soltar, te recomiendo la docuserie de «Los Windsor: En las entrañas de la dinastía real» (no ficción) o, como no, la serie de «The Crown» de Netflix (ficción).
Ambos ofrecen una información histórica amplísima de la familia real británica. Aúnan documentación y acontecimientos, con escándalos y crisis, para acercarse a lo que «es» o «ha podido ser» esta figura de la monarca Isabel y su histórica institución.
The Crown
Imagínate cómo es de amplia y diversa la fama de Isabel II, que una licenciada en Literatura Italiana de Yorkshire le ha hecho protagonista de su serie «Su Majestad, la reina investigadora». Así es, la monarca Isabel resolviendo crímenes a lo Sherlock Holmes y Miss Marple.
Es obvio que nunca conoceremos realmente quien fue Isabel II, pero la imagen pública e histórica que se tiene sobre su personalidad, se plasma de forma muy cuidadosa y certera en este segundo tomo de la serie (se pueden leer de forma independiente).
Cualquiera que esté más o menos familiarizado con su historia o haya visto algún vídeo suyo, la vería perfectamente capaz de llevar a cabo una investigación policial de lo más discreta.
Isabel II con el oso Paddington
S.J.Bennett convierte a la monarca en una detective sutil, perspicaz y brillante. Estos adjetivos no se desentienden de la prosa de la autora. Su forma de narrar desborda la característica ironía inglesa. Además, trata temas como el asunto del Brexit, obras de arte y los memes de Instagram que se hacen sobre la realeza.
Con una ambientación tan bien cuidada, a «Un caso de tres perros» no le hace falta «gore» para seguir leyendo. Es, sin duda, un «cozy crime» muy bien escrito en el que pensarás si te dicen «no pienses en Reino Unido».
Si estás buscando una novela ligera, singular, divertida y con algún misterio de por medio, esta es tu historia.
«Sherlock Holmes hubiera dicho que aquel era un problema de tres pipas; para ella, sería más bien un caso de tres perros.»
En el verano más caluroso de 1935, una niña de trece años llamada Briony Tallis ve a su hermana mayor Cecilia quitarse la ropa y sumergirse en la fuente del jardín de su casa. Roobie Turner también la observa. Él, como Cecilia, ha llegado recientemente de Cambridge tras finalizar sus estudios. Al final del día, Briony comete un crimen que tratará de expiar durante el resto de su vida y cambiará así el día a día de los tres personajes para siempre.
No hace mucho que subí una historia en Instagram anunciando que había acabado esta maravillosa novela y alguien me escribió: «esta historia es muy desgraciada». Pues sí, la verdad sea dicha, no es una historia feliz ni sencilla de leer (menos aún en su versión original) y tampoco es que ocurran muchas cosas en ella. Pero al contrario que en otras, del pasado y del presente, tiene una capacidad de sumersión alucinante.
Hacía mucho tiempo que no me metía de lleno en una historia o mejor dicho, que una historia no me metía de lleno en ella . Ha sido una experiencia lectora super bonita y enriquecedora en gran parte gracias a las detalladas descripciones que llenan de vida la novela y son capaces de hacerte oler cada olor y escuchar cada sonido.
A pesar de todo lo anterior, la forma de escribir del autor no es pesada ni aburrida, de hecho es muy irónica. Hay ciertas escenas metaliterarias en las que comenta el proceso creativo del escritor o reflexiona acerca de la literatura que llegan a reírse de sus propias descripciones sobre la luminosidad y objetos tan insignificantes como las piedras.
Además, la estructura de la novela es un puzzle genialmente construido y eso me ha mantenido en un vilo constante queriendo seguir leyéndola a todas horas. También tiene un desarrollo de personajes sorprendente con el que el autor no solo consigue ponerte en la piel de estos, si no en su mente, casi escuchando sus pensamientos. Una cosa que me parece muy difícil de hacer y que controla perfectamente Ian McEwan.
En definitiva, «Expiación» me ha parecido una novela perfecta para descubrir una de las cuestiones más debatidas del ser humano: ¿existe o no el perdón? ¿hay o no posibilidad de expiar (borrar las culpas) de los crímenes cometidos?
Atrévete a averiguar que piensa el autor al respecto, pero sobre todo, atrévete a enamorarte de los personajes. No te dejarán indiferente. Tal y como dice la canción de Vetusta Morla: «dejarse llevar suena demasiado bien» con esta historia.
Podía hablar de los bosques en invierno, y del siniestro muro de un castillo. ¿Pero cómo hablar de sentimientos?
Jean-Pierre Zanardi es un espíritu libre que vive en la capital francesa. Paulina Homs, de vida tranquila y familiar en Barcelona, llega a París para la boda de su prima. Pasan los años y la hija de Paulina, Gina, trata de averiguar cómo era su madre y qué sucedió en ese viaje que la cambiaría para siempre.
En literatura hay sinopsis que te cuentan el argumento entero y sientes que ya has leído el libro, como ocurre con los trailers. Pero también hay otras de pocas palabras que, menos mal, dan más margen a la curiosidad antes de empezar a leerlo.
Basta con un planteamiento inicial de este tipo, breve y sencillo, para presentar una historia. Porque aunque no lo parezca, el primer encuentro entre lector y libro es importantísimo. Las contraportadas son igual de influyentes que las portadas, al fin y al cabo es por ellas por las que decides descubrir o no una historia. ¿ Y qué clase de descubrimiento hay si la sinopsis te cuenta la trama prácticamente completa?
Comienzo así la reseña, porque la esencia de la novela es justo eso: el cariño hacia los libros, hacia la cultura, hacia el arte… Cuidar la parte más humana de las ciencias, que son las letras, como si de una relación se tratase. Pues son todo aquello que expresa maneras de vivir e infinitas posibilidades de conocer. Las novelas románticas se pueden enfocar de muchísimas formas y es por eso que esta, de Xavi Bosch, me ha gustado en especial.
El argumento tiene un aire a «Los puentes de Madison County» (que si no lo has visto o leído, no sé a qué estás esperando), aunque encierra otro tipo de verdades: menos idílicas y de enseñanza más práctica.
Una de las cosas que más me ha gustado ha sido leer esta novela en catalán, su versión original. Si estás aprendiendo esta lengua o sabes valenciano, que es bien parecido, no tendrás ningún problema en entenderla. Si no, existe también la versión en castellano. En el caso de ser de los primeros, te ánimo de verdad a leerla en catalán, porque la mayoría de páginas que tengo marcadas son de expresiones, juegos de palabras y chulísimas maneras de relacionar conceptos que tiene esta lengua.
Otra de las cosas con las que me quedo, es la narración de los momentos entre protagonistas, que con un París nostálgico de fondo, convierte sus geniales diálogos y descripciones plásticas en escenas de película. La única pega que encuentro en esta novela es su inicio. No me ha gustado cómo el autor ha elaborado los diversos cambios temporales, podría haber prescindido de ellos perfectamente.
Es una novela para mirar y conocer «pel forat del pany» («a través del hueco de la cerradura») la vida de sus personajes, muy parecidos a las personas con las que nos cruzamos por la calle. Una novela para preguntarse qué hay más allá de su cerradura y de la nuestra, al mismo tiempo que paseas por la ciudad de París.
«Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones… ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras tenido la oportunidad?»
No soy muy fan de ir tras los bestsellers o los libros más recomendados en Instagram, porque ese «Número 1 en ventas» no garantiza al cien por cien que vayas a disfrutar del libro.
Pero hay otras veces que me basta un bonito post para comprar ese mismo día un superventas como «La Biblioteca de la Medianoche». Supongo que ese es el poder de las redes sociales: acabas pidiendo perdón a los cinco libros que tienes en la estantería pendientes por leer.
Cuando lo empecé no sabía muy bien de qué trataba ni lo que me iba a encontrar. Me alegra mucho decir que me ha encantado. La historia es tan sencilla que no supone un gran esfuerzo creérsela o imaginarsela. De hecho, me parece que tiene un aire a cuento infantil muy guay y está muy bien equilibrado con los problemas cotidianos y adultos que plantea.
Creo que la forma que tiene el autor de presentar a los personajes ayuda mucho a empatizar con ellos. Cuenta sus errores y aciertos, uniendolos con aquello que significa ser humano y las muchísimas formas que hay de vivir el día a día.
Es un libro cargado de filosofía, tanto por las citas y referencias como por las reflexiones sobre cuál es la mejor manera de vivir y las razones que hay para hacerlo.
Lo he disfrutado mucho y lo recomiendo totalmente. De hecho, lo pondría en todas las secciones de La Casa del Libro: para regalar, para aprender, para entretenerse, para leerlo en la calle, para leerlo en vacaciones… Para leerlo en todo momento, porque siempre van a hacer falta libros como este.
Porque a veces, Nora, la única manera de aprender es vivir.
Emma Bovary es una joven infelizmente casada con un hombre aburrido e incapaz de complacerla. Es por ello que busca cumplir sus sueños y llegar a ser feliz con otros amores idealizados. Pero ninguno de ellos logra satisfacer su ansiedad e inquietudes vitales.
Si tuviera que elegir un libro para llevarme a una isla desierta, no sería Madame Bovary. Tampoco sabría en qué temporada del año recomendarlo, pues a pesar de tener una buena historia y una protagonista increíble, el estilo del autor es demasiado denso para mí.
Lo mejor de la novela está claro que es ella: Madame Bovary. Un personaje tan complejo que hasta dio nombre a una enfermedad psicológica llamada bovarismo, que consiste en la insatisfacción crónica por el frustrante contraste entre ilusión y realidad.
Entre tanta descripción, excesiva para mi gusto, me acordé de lo mucho que había disfrutado otras historias de época como Orgullo y Prejuicio de Jane Austen. Si bien esta última no es la que más me gusta de la autora, era imposible dejar de sonreír mientras lo leía. Puede que no tenga la complejidad de personajes de Madame Bovary, pero me parece mucho más entretenido y llevadero.
El gran éxito de Madame Bovary se debió al juicio moral que supuso en el sistema francés de mediados del siglo XIX, hasta el punto que el escritor fue procesado junto a su editor. Si Flaubert hubiese sido coetáneo a nuestro tiempo, creo que no le hubiera sido suficiente subir capítulo a capítulo en Wattpad para conseguir lectores… Me ha parecido difícil de leer, pesado y enrevesado.
Una de las cosas que más me convencen de la novela es la edición en la que la tengo. Porque sí, la apariencia es importante y más aún en una historia tan amarga como la de Emma. Quién iba a pensar lo distinto que sería el libro de su bonita portada. No de malo, sino de oscuro y triste. (Felicidades al editor, porque gracias a su «engaño» he leído el libro).
Para llegar a leer las mejores partes de Madame Bovary, hay que estar dispuesto a hacer lo mismo con los largos párrafos de naturaleza y ambiente que describe Flaubert. Para mí, el personaje de Emma hace que merezca la pena la historia. Eso sí, seguramente elegiría un mejor momento de lectura que un día de playa.
Antes de casarse, ella había creído estar enamorada, pero como la felicidad resultante de este amor no había llegado, debía de haberse equivocado, pensaba
Mientras un piloto intenta reparar su avión averiado en medio del desierto del Sahara, se topa con un pequeño príncipe proveniente del asteroide B 612 que le pide insistentemente si puede dibujarle un cordero.
El piloto comienza entonces a conocer al Principito y sus aventuras en distintos asteroides, los personajes tan raros con los que se encuentra, lo que aprende sobre ellos y la relación tan especial que mantiene con una rosa y un zorro.
-Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
Un libro que aunque a simple vista cualquiera puede relacionar con un cuento para niños, plantea unas enseñanzas y maneras de vivir que tan solo un adulto puede llegar a comprender. El Principito es muchas cosas, y una historia sin sentido no es una de ellas.
Siempre ha sido discutida cual es la mejor edad para leer El Principito. Y es que no sabes muy bien a quién se dirije el autor, si a los niños del presente o a aquellos que alguna vez lo fueron. De hecho es el propio piloto quien acaba reconectando, gracias al Principito, con aquel niño que fue algún día.
-Jamás ha mirado una estrella. Jamás ha querido ha nadie. No ha hecho más que sumas y restas. Y todo el día repite como tú «¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!» Se infla de orgullo. Pero no es un hombre; ¡es un hongo!
Cada capítulo narra una enseñanza distinta: la amistad, la madurez, el egoísmo… Pero no es nada aleatorio. Están todas ellas super bien iladas entre sí, haciendo que todo cobre un sentido único.
Me ha encantado.
Su visión del día a día de los adultos, sustituir las cosas que se quieren hacer por las que se deben hacer, la pérdida del niño que se lleva dentro, la importancia de cuidar las relaciones de amistad… Todo.
Un libro que por lo fino que es parece más bien un folleto. Entretenido y fácil de leer, con un simbolismo, valor de personajes e historias simplemente increíbles.
Laurel tiene 14 años cuando su hermana mayor May muere y decide cambiarse de instituto donde poder pasar página. Allí la profesora de lengua le pone de deberes escribir una carta a alguien que haya muerto. Pero Laurel en vez de escribísela a su hermana se la escribe a Kurt Cobain, que era el cantante favorito de May.
Así mediante estas cartas escritas a personajes famosos que murieron de jóvenes (como Amy Winehouse, Heath Ledger o Judy Garland) y relacionados con algún aspecto de su vida, crea una terapia propia gracias a la cual es capaz de sentirse conectada con su hermana y a la vez desubrirse a sí misma. Junto a las nuevas amistades, la situación de una familia rota y una historietilla de amor, Laurel trata de lidiar con una vida que la mayoría de veces no reconoce.
Kurt Cobain
Tengo muchos sentimientos encontrados con este libro, así que no sé muy bien por dónde empezar. Decidí leerlo porque me aparecieron un boom de reseñas sobre él. La historia me ha recordado bastante a Las ventajas de ser un marginado, solo que Cartas de amor a los muertos va dirigido a alguien en concreto, y pues es como si Laurel mantuviera una conversación con las personas a las que escribe, aunque ninguna de ellas le responda. Al tratarlos de tú a tú es mucho más íntimo y real, y eso me ha gustado un montón porque siempre tendemos a mitificar a las personas famosas, aún más cuando mueren.
Hay escenas donde me han entrado muchas ganas de llorar (en el sentido bonito), y otras en las que la historia era demasiado predecible. Creo que, que no me sorprendiera, ha sido la mayor desventaja. Porque sí, la manera de narrar de Ava Dellaira es muy guay, pero no sé, el argumento me ha parecido más plano de lo que pensaba. También es cierto que hay frases sobre el sentido de la vida que pueden equilibrar la balanza perfectamente.
Amy Winehouse
No creo que a alguien que le guste este tipo de trama en los libros juveniles le vaya a decepcionar, pero he leído tan pocos de este estilo que me ha dado la sensación de ver una historia, evolución y personajes sin casi variación respecto a otros. A lo mejor mi fallo ha sido compararlo, porque tampoco puedo decir que no lo haya disfrutado. Creo que es un libro genial para engancharse a leer o continuar haciéndolo.
«Ya sé que estáis muertos. Pero os oigo. Os oigo a todos. Estuvimos aquí. Nuestras vidas importan.«
Cuando era pequeña, tenía una lamparita rosa de princesas. La enchufaba lo más cerca que podía de la cama y por la noche, me esparaba a no escuchar ningún ruido.
Todos dormían.
Entonces cogía un libro (de «Tea Stilton» por lo general) y me ponía a leer o a escribir en una de estas libretas pequeñas que acumulas en los cajones. Mi madre claro está, acabó por darse cuenta y al final me quitó la lamparita. Así que empecé a utilizar una linterna.
Poco a poco me fui enganchando a más y más libros, como «El diario de Greg», «El club de las zapatillas rojas»… y cuando llegó «Harry Potter» ya ni te cuento. Me acuerdo incluso de en la ESO, junto a un grupo de amigas, pasar por las clases del curso y poner a Sebas G.Mouret cada 23 de Abril. Pero no fue hasta que leí un libro en concreto con el que por fin caí:
-Me encanta leer.
No se como he tardado tanto en abrirme un blog. Pero bueno aquí estoy, con muchas ganas e ideas en la cabeza. Espero que os quedéis de vez en cuando a cotillear reseñas, opiniones, adaptaciones…. y que sobretodo, os guste!